domingo, 23 de noviembre de 2014

Preeeclampsia atípica

La preeclampsia es un síndrome multisistémico de gravedad variable, y requiere de la existencia de hipertensión gestacional y proteinuria. La bibliografía menciona que en algunas embarazadas, la preeclampsia y la eclampsia pueden tener una manifestación atípica, caracterizada por la ausencia de alguno de los dos criterios diagnósticos: hipertensión gestacional o proteinuria, denominada preeclampsia atípica. Para establecer el diagnóstico de preeclampsia atípica es necesario tener: 

a) Hipertensión gestacional, más uno de los siguientes criterios:
1. Síntomas de preeclampsia.
2. Hemólisis.
3. Trombocitopenia (<100 000/mm3).
4. Elevación de las enzimas hepáticas (dos veces el límite superior normal de aspartato aminotransferasa o alanino aminotransferasa).

b) Proteinuria gestacional, más uno de los siguientes criterios:
1. Síntomas de preeclampsia.
2 Hemólisis.
3. Trombocitopenia.
4. Elevación de las enzimas hepáticas.
5. Signos y síntomas de preeclampsia-eclampsia con embarazo menor a 20 semanas.
6. Signos y síntomas de preeclampsia-eclampsia en las 48 horas posteriores al puerperio.

Los estudios más recientes mencionan que la manifestación atípica de la preeclampsia puede encontrarse conjunta o aislada con los siguientes parámetros: hipertensión gestacional, proteinuria gestacional o síndrome de fuga capilar, caracterizado por: edema facial, ascitis, edema pulmonar o proteinuria gestacional, en los que, a su vez, pueden encontrarse, por lo menos en cada parámetro anterior, síntomas de preeclampsia, hemólisis, trombocitopenia, elevación de las enzimas hepáticas o signos y síntomas de preeclampsia y eclampsia antes de la semana 20. El tratamiento de estas pacientes es multidisciplinario, igual que en casos de preeclampsia severa, dirigido a disminuir la morbilidad y mortalidad y a la estabilización hemodinámica, seguida de la interrupción del embarazo.

CASO CLINICO:
Se comunica el caso de una paciente de 32 años, primigesta, grupo y Rh O positivo; sin ningún antecedente patológico, y con adecuado control prenatal desde la sexta semana. Tamizaje para cromosomopatías en el primer trimestre con disminución del riesgo para la edad materna. Perfil para toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, herpes simple, VIH y sífilis, todos negativos; ultrasonido estructural a las 22 semanas, fetometría acorde con la amenorrea; líquido amniótico, placenta y cordón sin alteraciones; tomaba vitaminas y calcio.
La paciente acudió al Hospital Ángeles Lomas, en el Estado de México, con embarazo de 26.6 semanas por fecha de la última menstruación confiable, por vómito posprandial en proyectil. A la exploración física tuvo presión arterial de 110/70 mmHg. Abdomen con útero gestante, con un fondo de 22 cm. Frecuencia cardiaca fetal de 146 latidos por minuto, miembros inferiores y reflejos osteotendinosos normales. Se le administró un bloqueador H2 por vía intravenosa, con lo que se aliviaron momentáneamente los síntomas. Sin embargo, súbitamente tuvo síntomas de vasoespasmo (cefalea, fosfenos, acúfenos y epigastralgia).
A su ingreso, la citometría hemática, química sanguínea y pruebas de función hepática se reportaron en parámetros normales; el examen general de orina con proteinuria; el ultrasonido hepático normal y el obstétrico con embarazo único, con fetometría de 2.6 semanas menor a la amenorrea, con aplanamiento en la curva de crecimiento y oligohidramnios; flujometría Doppler con aumento de resistencias en la zona placentaria.
Debido al cuadro clínico, compatible con preeclampsia severa, se inició tratamiento con sulfato de magnesio a la dosis de 4 g de impregnación y, posteriormente, 1 g cada hora. Esquema de madurez pulmonar: 12 mg de betametasona por vía intramuscular cada 24 horas. Se decidió la terminación del embarazo por vía abdominal y se realizó cesárea corporal, nació una niña de 1,595 g y Apgar 4/7.
En el puerperio inmediato tuvo elevación de la presión arterial a 150/90 mmHg, por lo que se inició antihipertensivo y mantuvo sus cifras tensionales dentro de los parámetros normales, por lo que egresó normotensa a las 96 horas. La recién nacida fue egresada hasta alcanzar un peso de 2000 g; actualmente se encuentra neurológicamente íntegra.
Ante la aparición atípica de preeclampsia es necesario realizar un estudio exhaustivo para descartar
las afecciones que pudieran imitarla y así poder ofrecer el tratamiento multidisciplinario, que será igual al de una paciente con preeclampsia severa, con lo que se disminuirá la morbilidad y mortalidad materna y fetal. En nuestro caso, el éxito perinatal se debió al cuidado obstétrico y a la rápida intervención.
Fuente: Ginecol Obstet Mex 2014; 82: 70-4.

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