Entre un 5 y 10% de las embarazadas cursan con elevaciones
de la presión arterial, de las cuales; en el 70% de las pacientes se
diagnostica hipertensión gestacional y preeclampsia, y en el 30% restante
hipertensión arterial crónica.
La hipertensión gestacional está definida por la elevación de
Novo de la presión arterial que aparece después de la semana 20 del embarazo,
sin proteinuria significativa ni otros signos de preeclampsia. Se diagnostica
hipertensión gestacional en 6 a 17% de las nulíparas y en 2 a 4% de las
multíparas; y suele normalizarse la presión arterial en los primeros 10 días
del postparto.
La hipertensión gestacional leve está definida
por una presión arterial sistólica mayor o igual de 140 mmHg y diastólica mayor
o igual de 90 mmHg, pero menor de 160/110 mmHg en dos o más ocasiones con 4 – 6
horas de diferencia entre ambos registros en un lapso de siete días, sin
proteinuria en una recolección de orina de 24 horas y sin datos multisistémicos
de preeclampsia. En el caso de la hipertensión gestacional severa la presión
arterial está por arriba de 160/110mmHg.
En diversos estudios se reporta que hasta un 25%
de las pacientes con hipertensión gestacional pueden evolucionar a
preeclampsia. Este riesgo es mayor (42%) cuando la hipertensión gestacional
aparece antes de las 30 semanas. La evidencia actual sugiere que el riesgo de
evolucionar a preeclampsia tiene una relación inversa con la edad gestacional a
la que aparece la hipertensión.
La morbilidad y la mortalidad materna y
perinatal debidas a hipertensión gestacional son similares a las de la población
general. La forma leve tiene por lo general un curso benigno; sin embargo, la
forma severa ofrece mayor riesgo para el binomio. La morbilidad perinatal en la
hipertensión gestacional severa es similar a la de la preeclampsia severa;
tiene dos veces más riesgo de nacimiento prematuro y cuatro veces más de que el
peso del neonato esté por debajo del percentil 10, por lo que se recomienda la
vigilancia intensiva materno-fetal.
El
tratamiento de la hipertensión gestacional leve es aún motivo de controversia;
sin embargo, ante el riesgo de evolución a preeclampsia en la actualidad se
recomienda interrumpir el embarazo por la vía obstétrica más adecuada a las 37
semanas. En el caso de la hipertensión gestacional severa, debe tratarse a la
paciente con los mismos lineamientos de preeclampsia severa.
Fuente. Ginecol Obstet Mex 2014; 82: 70-4
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La
hipertensión gestacional es la causa más frecuente de hipertensión durante el
embarazo. La incidencia se incrementa notablemente en pacientes con gestación
múltiple. Por lo general, la mayoría de los casos de hipertensión gestacional se
desarrollan después de las 37 semanas de embarazo, y por lo tanto los
resultados en las pacientes suelen ser idénticos a los observados en mujeres embarazadas
con presión arterial normal. Tanto la edad gestacional como el peso del
producto al momento del nacimiento en pacientes con hipertensión gestacional son
significativamente mayores que en los embarazos con presión normal. Sin embargo, las mujeres
con hipertensión gestacional leve tienen tasas más altas de la inducción del
trabajo de parto y por lo tanto tasas más altas de operación cesárea.
La
morbilidad materna y perinatal se incrementan sustancialmente en las mujeres
con hipertensión gestacional grave, de hecho estas mujeres tienen mayor riesgo
de morbilidad en comparación con las mujeres con preeclampsia leve. Las tasas
de desprendimiento prematuro de placenta, parto prematuro (antes de las 37 y 35
semanas), y productos pequeños para la edad gestacional en estas mujeres son
similares a las observadas en mujeres con preeclampsia severa. Por lo tanto, las
mujeres con hipertensión gestacional severa deben ser manejadas como si tuvieran
preeclampsia severa.
Fuente.
Hypertensión. Baha M. Sibai
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